Nanopartículas, desde caramelos hasta cremas solares
Si la presencia de nanopartículas en los alimentos puede ser lamentable con respecto a los beneficios/Riesgos, en cuanto a la industria farmacéutica, los nanomedicamentos podrían constituir un gran avance. Imagínense, un fármaco que actuaría sólo a nivel del órgano diana, a dosis muy bajas, no habría más efectos secundarios, no habría más riesgo de dañar a los otros órganos.
Nanopartículas en los alimentos
El reglamento europeo n° 1169/2011 obliga a los fabricantes a mencionar la presencia de chaval en la etiqueta de la siguiente manera: [nano] (artículo 18). Sin embargo, un artículo publicado en el Journal del Environnement (alimentación: chavales sin [nano], junio de 2016) indica que esta obligación no siempre se respeta.
Las nanopartículas de los alimentos se utilizan como texturizante (E551 = dióxido de sílice, mejora las emulsiones), colorante (E171 = dióxido de titanio, utilizado como lejía para esmaltes y como antioxidantes), aromatizante… En el sector agroalimentario se contabilizan cerca de 300 nanoalimentos. Los principales consumidores son Estados Unidos en lo alto del podio, seguidos de Japón y China.
Nanopartículas en cosmética
Cita la referencia [nano] en la lista de ingredientes también es obligatorio.
Son muy utilizados en filtros solares, para facilitar la penetración del producto. También se encuentra en pintalabios, cremas hidratantes, cimientos, champús y geles de ducha… como conservantes o para garantizar una larga duración, mejor penetración…
Pequeño retorno de los filtros solares.
Distinguimos entre filtros minerales (= filtros inorgánicos), filtros químicos (= filtros orgánicos). Los filtros minerales son más estables. Presentan cierta inercia. Óxido de zinc (ZnO) y dióxido de titanio (TiO2) son los elementos minerales más utilizados.
Por el contrario, la benzofenona-3 (u oxibenzona, caso no 131-57-7) es un filtro UV químico, sospechoso de ser tóxico para la reproducción. El afsaps transmitió en diciembre de 2010, un informe a la Comisión Europea con el objetivo de limitar al 6% (en lugar del 10% actual) la concentración de benzofenona en filtros solares para adultos y no utilizar este compuesto en formulaciones de filtros solares y, de forma más general, , en cosmética destinada a niños (hasta los 10 años).
Problema, los filtros minerales dejan marcas blancas. Así, los fabricantes, para satisfacer la demanda de los consumidores o para animar a los consumidores a volver a sus productos, han transformado filtros minerales a escala nanométrica, para una mejor penetración, sin efecto máscara. ¿Cuáles son los riesgos del dióxido de titanio y el óxido de zinc a escala nanométrica por la penetración de la piel? La pregunta queda.
A pesar de todas las dudas que plantean estos filtros UV, resulta obvio que durante la exposición prolongada al sol, es imprescindible utilizar protector solar, filtro mineral o químico. El balance riesgo/beneficio está muy a favor de los beneficios. Por supuesto, puede limitar el uso de filtros solares limitando su exposición. Sólo un dermatólogo podrá, según la textura de tu piel, recomendar o no llevar a diario una crema de día con índice solar (y por tanto un filtro).
Tenga en cuenta que en Australia el cáncer más común es el de piel. Las autoridades públicas australianas estiman que 1 de cada 2 australianos tendrá cáncer a lo largo de su vida y 1 de cada 3 australianos, mientras que en Canadá, las cifras son, respectivamente, 1 de cada 59 para los hombres y 1 de cada 73 por a las mujeres.
Nanopartículas en otros artículos cotidianos
También ampliamente presente en todos los componentes electrónicos, en textiles deportivos anti-UV, antiolores, repelentes al agua, etc., en superficies de carreteras y neumáticos para mejorar la adherencia…
Riesgos posibles, probables y probados
Los chavales se clasifican según su tamaño (nanométrica), pero su toxicidad dependerá de:
- en la forma: nanopartícula, nanotubo/nanofibra o nanofull
- su composición mineral o química: plata, dióxido de titanio, sílice, etc.
- Vía de exposición: inhalación, ingestión o exposición dérmica
- y sobre todo el tipo de célula afectada y el mecanismo que inducirá al nano (toxicidad a nivel de la membrana celular, inducción de un mecanismo inflamatorio, modificación de la expresión génica, etc.)
- así como su biopersistencia en el cuerpo (cuanto más tiempo permanece el chaval en el cuerpo, mayor es el riesgo de aparición de un efecto nocivo)
Hoy lo sabemos que las nanopartículas de dióxido de titanio pueden inducir un mecanismo inflamatorio en las vías respiratorias (mecanismo demostrado en ratas). La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, lo clasificó en 2010, posible carcinógeno por inhalación (2B). Por otra parte, entonces se desconocían los efectos de la ingestión de nanopartículas de dióxido de titanio (aditivo alimentario E171). Siete años más tarde, el INRA publicó los primeros resultados de los efectos observados del aditivo E171 sobre el aparato digestivo de una población de ratas (nota de prensa de 20 de enero de 2017).
“(…) Se utiliza habitualmente, especialmente en repostería. Muestran por primera vez en animales que el E171 penetra en la pared del intestino y se encuentra en el cuerpo. Se han observado alteraciones del sistema inmunitario relacionadas con la absorción de la fracción nanoparticular del aditivo. Además, los investigadores demuestran que la exposición oral crónica en el E171 induce espontáneamente lesiones (preneoplásticas) en el colon, una etapa no maligna de la carcinogénesis, en el 40% de los animales expuestos (…) Estos resultados atestiguan un efecto iniciador y promotor. de las primeras etapas de la carcinogénesis colorrectal, sin permitir extrapolar estas conclusiones a los humanos ya estadios más avanzados de la patología”. (resultados publicados en Informes científicos 20 de enero de 2017).
Nanopartículas o partículas ultrafinas
Las nanopartículas se refieren a partículas del tamaño de un nanómetro (mil millones de veces menor que un metro), es decir, un tamaño <100 nm. Las partículas ultrafinas (PUF) también entran en esa categoría. Por tener una idea, las nanopartículas son de 10 a 50 veces más pequeñas que las bacterias.
La diferencia de nombre permite diferenciar las partículas producidas intencionadamente en esta escala, éstas son las nanopartículas, de las producidas sin querer, las partículas ultrafinas. Por ejemplo, las partículas ultrafinas producidas por fenómenos de combustión: vehículos a motor (incluidas partículas diésel), incendios de chimeneas, quema de residuos verdes o incluso abrasión de frenos y neumáticos, etc. constituyen una contaminación con consecuencias en condiciones sanitarias conocidas (ver artículo: ¿Las partículas son una contaminación emergente?).