Las Maldivas: un archipiélago soñado amenazado ecológicamente
El 16 de febrero de 1972, un vuelo charter que transportaba 25 españols aterrizó en el pequeño campo de aviación de la isla Hulhule, Maldivas. Fue el primer grupo de turistas que pisó el archipiélago. Hoy, las Maldivas acogen 700.000 turistas al año.
El turismo de lujo es una ventaja económica
La mitad de las 200 islas habitadas del archipiélago están totalmente ocupadas por complejos hoteleros. Un verdadero ventaja financiera para el gobierno, que obtiene el 30% de sus ingresos, el turismo ha convertido las Maldivas en el país más rico del sur de Asia en términos de PIB per cápita.
Lo contrario es un desastre ecológico
Las Maldivas están desbordadas por los residuos y el ecosistema sufre contaminación. En 1992, el gobierno de las Maldivas incluso convirtió toda una isla, Thilafushi, en un vertedero nacional. A pocos kilómetros de las playas vírgenes donde los turistas toman el sol en familia, se acumulan cientos de toneladas de basura a veces tóxicas en esta isla, ordenadas de alguna manera por un centenar de trabajadores inmigrantes.
Asad Miah tiene treinta años y es uno de los clasificadores de basura Thilafushi. Es bangladesí y vino a las Maldivas para aumentar sus ingresos. Lejos de la postal del paraíso, nos lo cuenta en este documental, entre bastidores del archipiélago.
Cada vez hay menos peces.
Cuando no son cocineros ni amas de casa a los hoteles del archipiélago, los habitantes de las Maldivas son pescadores. Una industria aún en gran medida tradicional debido a la prohibición en la red, la pesca proporciona vida a uno de cada cinco maldivos. Pero la producción continúa disminuyendo. Ahora los maldivos capturan 1/3 peces menos que en 2005. Ibrahim es el segundo protagonista de este documental. A su familia hemos sido pecadores de padre en hijo durante varias generaciones. Sin embargo, Ibrahim no quiere que su hijo de 15 años tome el relevo cuando sea adulto. Como esta profesión está amenazada, le parece.
Algunos dicen que los turistas son los responsables de este declive. Ya sea directamente – mediante la pesca recreativa – o indirectamente, a través de los cientos de toneladas de residuos que producen cada día.