Aluminio y enfermedades neurodegenerativas – El caso de la enfermedad de Alzheimer
El aluminio es regularmente acusado de promover el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer. Según el informe “De veneno al agua” emitido en España 3, 2 de marzo de 2012, es a través del consumo de agua que se caracteriza el riesgo. Sin embargo, el vínculo entre el aluminio del agua potable y la enfermedad de Alzheimer es ampliamente controvertido, ya que las fuentes de aluminio son numerosas: alimentos (frutas y verduras), almacenamiento y cocción (papel de aluminio ), cosméticos (pastas de dientes, antitranspirantes y desodorantes…), drogas (tratamiento contra la acumulación de ácidos…), tejidos (impermeabilizantes e ignífugos), abonado de pieles… y que la absorción a a través de la barrera intestinal es baja.
Toxicidad aguda del aluminio y sus sales
No se dispone de datos, incluso en el ámbito laboral, aparte del estudio de un caso de contaminación accidental de una red de distribución de agua por sulfato de aluminio en Reino Unido. Los días siguientes se describieron trastornos gastrointestinales y erupciones cutáneas; así como dolores musculares, astenia (fatiga general), problemas de concentración y memoria, que se denunciaron en las semanas y meses siguientes. [4]
Toxicidad crónica aluminio y sus sales – Efectos neurotóxicos
Los efectos neurotóxicos del aluminio resultan de su acumulación en el cerebro. La población general parece ahorrada de este fenómeno porque sólo entre el 0,1% y el 1% del aluminio ingerido es absorbido por el trato gastrointestinal. [3, 4]. Además, el aluminio posee un bajo potencial de bioacumulación. Así se excretará (eliminará) por la orina si se absorbe (paso de la barrera intestinal), o por las heces si no se absorbe. En cualquier caso, «el aluminio no sufre metabolismo, se absorbe y se excreta sin cambios» [3].
Por su parte, los pacientes con insuficiencia renal crónica y determinadas categorías profesionales están preocupados por sus posibles efectos neurotóxicos. Efectivamente, se han observado casos de encefalopatías en pacientes en diálisis, porque el aluminio presente en el agua utilizada durante la diálisis, pasa directamente a la sangre (al plasma), y el aluminio se agrega a la transferrina, provocando que se acumule en el organismo (incluido el cerebro).
«Los datos obtenidos en pacientes con insuficiencia renal crónica en diálisis a largo plazo muestran que el aluminio puede ser responsable de las encefalopatías. Los principales síntomas son problemas de habla, desarrollo de demencia, convulsiones, mioclonio (ATSDR, 1999; WHO IPCS, 1997) Se encuentran altos niveles de aluminio en el cerebro, en los músculos y en el tejido óseo.Se han descrito numerosos casos de encefalopatías en asociación con concentraciones de aluminio en líquido de diálisis superiores a 200 µg/L (WHO IPCS, 1997) Los estudios epidemiológicos muestran que los casos de encefalopatía son prácticamente inexistentes en los centros de diálisis que utilizan agua que contiene menos de 50 µg/L de aluminio para preparar el líquido de diálisis (WHO IPCS, 1997). [3]
También en el ámbito laboral se han observado patologías neurológicas (alteraciones de las funciones psicomotoras, por ejemplo). Otras afecciones más graves, como la esclerosis lateral amiotrófica, la demencia parkinsoniana y el síndrome de la isla de Guam están relacionadas con la acumulación de aluminio en el cerebro. [3]. De hecho, ciertos oficios (fundición, soldadura, producción de aluminio, industria de la construcción, automóvil y aeronáutica…) a menudo, incluso a diario, exponen a los trabajadores a altas concentraciones de aluminio a través de los humos. El aluminio pasa al cerebro (a través del epitelio nasal y la transferencia de axones) y se acumula. [4].
Vínculo entre el aluminio y la enfermedad de Alzheimer
La neurotoxicidad del aluminio, cuando se acumula en el cerebro, está bien establecida, sobre todo en profesionales y personas sensibles (insuficiencia renal en diálisis). Pero ningún estudio ha demostrado estas patologías en la población general. [1].
Además, la enfermedad de Alzheimer es una enfermedad multifactorial, por lo que la exposición sola en aluminio y/o sus sales no puede ser responsable del desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer. Es un conjunto de factores ambientales y genéticos que provocarán el desarrollo de esa enfermedad. Sobre todo porque en el caso de la enfermedad de Alzheimer existen diversas formas, siendo el componente genético (genes de susceptibilidad) preponderante. En las formas jóvenes (antes de 65 años) el factor hereditario es esencial, en las formas tardías, la combinación entre factores genéticos y ambientales es más compleja. [2]
Bibliografía:
[1] Asas, Exposición en el aluminio a través de los alimentos, 2014
[2] Chartier-Harlin MC, Araria-Goumidi L, Lambert JC, formas tardías de la enfermedad de Alzheimer: de la genética a la biología, Medecine Sciences, 2002, 18: 709-716
[3] INERIS, Aluminio y derivados, Ficha toxicológica y ambiental de sustancias químicas, 2005
[4] INRS, Aluminio y compuestos minerales, Hoja Toxicológica (FT306), 2014
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